La luna reclama mis pensamientos en una carta que se titula con tu nombre, cada palabra escrita exalta la perfección de tu ser, la profundidad de tu mirada y la magia de tus labios. Cada palabra se conjuga con la siguiente para formar una lluvia de sensaciones iguales a las que me acompañan cuando el sol se manifiesta al amanecer. —Siendo esas mismas palabras las que deambulan serenamente en mis pensamientos tratando de invocar tu yacer.
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